Las formas te quitan la razón

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Jueves, 30 mayo 2013. Eric Abidal, junto a Sandro Rosell y Andoni Zubizarreta, anuncia su marcha del F.C.Barcelona. Lo que era un secreto a voces ya es una realidad, cruda, pero realidad. Por ello, con lágrimas cayendo de sus ojos, ha querido agradecer al club, a sus compañeros y a la afición todo el cariño mostrado durante sus seis años en Barcelona, pero sobretodo los dos últimos. Consciente del apoyo incondicional que ha recibido, no siente sino gratitud, con mayúsculas, hacia la que ha considerado su segunda familia.
Caso peliagudo, con defensores y detractores del modo en que se ha gestionado su continuidad. Abidal no ha dejado indiferente a nadie. Difícil papeleta la que le ha tocado lidiar a la junta directiva. Difícil porque, como en casi todo, todas las partes tienen su grado de razón. Partiendo de la base que la situación de Abidal es delicada, diferente (no es un caso más) y que cualquier decisión conlleva sensibles consecuencias, el verdadero problema de su gestión radica en las formas. Hay una frase popular que dice: «Tienes razón pero las formas te la han quitado». Pues eso. Al igual que en la victoria o en la derrota, en la vida las formas también importan.
El deseo del jugador estaba claro: continuar jugando, al máximo nivel a ser posible. Se siente bien, confiado y deseoso de recuperar la continuidad en el terreno de juego que el destino le arrebató.  Volver a ser titular indiscutible, aportar su jerarquía en defensa y aportación ofensiva controlada desde la banda izquierda, jugando también como central. Ambición, lucha y gen ganador. Esas eras sus cartas sobre la mesa del club. Se siente joven, preparado para jugar hasta los 35 años y quería retirarse en el Barcelona, pero no una pensión de prejubilación (opción que le daba la directiva).
La junta, por su parte, y en consenso con el cuerpo técnico, estimó que el lugar donde más podría rendir sería formando parte del organigrama del club. Sus motivos son lícitos ya que su futuro es incierto, nadie podría asegurar que su renovación fuese acertada o no. Sin embargo, esta propuesta es diferente a la que Bartomeu declaró en diciembre del pasado año: «En cuanto juegue un partido tendrá una oferta de renovación». Quizá sería la ilusión por su vuelta, las Navidades o la búsqueda de aire fresco que facilitase una comunión entre directiva y afición que mengua a medida que transcurren los días.

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Rosell sabe que la presidencia no está siendo un camino de rosas y son numerosos los obstáculos que está encontrando. Como presidente de la marca «Barça» dirige el club a su manera, en función de sus conocimientos de gestión empresarial, pero la masa social tiene poder suficiente para derrocar a las más altas esferas institucionales. De ahí que se pudiera optar por dar un mensaje de optimismo en relación a un jugador que no es ni líder ni capitán, sino inspiración en el vestuario, musa de los artistas que saltan al terreno de juego. Es más, sU figura ha trascendido más allá del deporte y la ciudadanía le ve como ejemplo de superación.
Lo cierto es que el discurso del señor Bartomeu nada tiene que ver con la realidad a día de hoy, lo que ha creado mayor crispación si cabe en el entorno. De mutuo acuerdo, Abidal se marcha y el club trabaja en su relevo. Los jugadores llegan y se van pero el club siempre permanece. Así debe ser, aunque hay casos en los que los jugadores llegan, llenan y nunca se van. Ese es el caso de Eric Abidal.
En manos del club está la continuidad del proyecto. Habrá una nueva temporada, nuevos retos, aspiraciones y nuevos jugadores, pero hay algo que siempre estará: la admiración por jugadores como Abidal.
*Esteban Carrasco
-Fotos: fcbarcelona.com ; Alejandro García (EFE)
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